viernes, 22 de agosto de 2014

Poseer experiencias, la vida 3.0

Cuando uno pasa por los bares viejos, o por la casa de viejos amigos de bares se encuentra con largaaaas colecciones de CDs o de LPs, o de libros, en el caso de algunas mujeres, se que guardan sus muñecos de adolescencia incluso hasta el matrimonio. Somos una sociedad que atesora y guarda hasta el empaque del regalo, si bien algunas personas son más pragmaticas otras se llenan de recuerdos convertidos en cositas que guardan en el fondo del cajón, algunos dirian con voz profunda Esas son cosas de viejas pero tengo amigos que guardan las entradas a los conciertos, las boletas del partido, y asi multitud de anclajes con el pasado.

Hace poco en un grupo al que me meti en Facebook sobre el escitor Stephen King, plantee la discusión de la tenencia de los libros, hay gente que en pleno siglo XXI sale con el pecho inflado a decir que tiene 70 libros. La discusión, en la que obviamente salí maltratado, la daba porque para mi gusto, el conocimiento solo cobra valor cuando se comparte, eso de guardar metros y metros cuadrados de libros o de CD´s se me hace muy egoista con la humanidad,  cuando les planteaba que los regalaran casi me arrancan la piel a tiras, estuvieron cerca a despiezarme y tirarme a los perros. Pero en serio, regalemos eso que tanto nos cautivo, una pasadita por algun sitio donde lo puedan escanear y listo a volar el libro... Yo digitalice mi musica hace años, regale el 90% y guarde algunas piezas con valor sentimental (pendejo que es uno) y el resto, a rodar por los oidos y corazones de quienes los recibieron.

Realmente vale la pena atesorar cosas o es mejor coleccionar experiencias?

martes, 19 de agosto de 2014

Su Corazón

Su corazón latía pesadamente, su camiseta tenia movimientos rítmicos. La vista se fue haciendo borrosa a medida que el tiempo pasaba, cada vez que intentaba respirar el pecho dolía pero, de alguna manera le agradaba este dolor sordo y latente, de esa manera sabía que estaba vivo, pero muy próximo a la muerte,  a pesar de ese largo aguijón de metal que se introdujo a la altura de la cuarta costilla, costado izquierdo de su pecho.
Los días parecían pasar por el cedazo que las abuelas utilizaban hace mucho años, corrían perezosamente como sin ganas de abandonar a sus anfitriones; días, meses, años, horas en fin todos esos términos que marcan el tiempo de nosotros los humanos se ensañaban en Jaime, no querían dejarle olvidar que ella no estaba, que su sonrisa solo sería de ahora en adelante un espacio en sus neuronas y que sus caricias no tendrían dueño nunca más.  De cuando en vez abandonaba su turno de trabajo como ayudante del estudio de audio, se fumaba un cigarrillo a escondidas de su jefe que como todo fumador pasivo lo sermoneaba constantemente acerca de los daños que le hacia el cigarrillo, y aprovechaba para regar con un poco de nostalgia la foto que tenía en su billetera, justo al lado de la  de su madre y su hermano menor; a pesar de saber que era inútil llorar y recordar con tristeza a la mujer que le dio tanta alegría en vida, era inevitable.
La tarde amenazaba al sol con ocultarle detrás de las montañas que rodeaban la ciudad, hacia las cinco y treinta de la tarde, la amenaza se convertía en hecho y el cielo se despedía del sol con gruesas lagrimas naranja y violeta, las mismas con las que horas después se despedía de la luna; era en esas horas, las de la tarde, que Jaime se desesperaba realmente pues no encontraba como utilizar su tiempo, ya que se había acostumbrado a compartir cada minuto con ella y ahora cada minuto sobraba sin su compañía.
Sábado,  era el peor día de la semana porque tenía que trabajar y terminaba turno al mediodía cuando el sol estaba en el cenit, muy acomodado y a sus anchas; ese sábado uno de sus compañeros lo animo a acompañarlo a tomar unas cervezas, hombre deje esa cara –le decían sus compañeros- mire que la vida continua, ya son seis meses en las mismas. Vamos.
Nunca había aceptado pero esa tarde algo se cruzó por su mente, algo que se venía cocinando en su corazón desde algún tiempo ya; y aceptó la invitación de sus compañeros. Se tomaron unas cervezas y otras que se convirtieron en aguardiente, la tarde se convirtió en noche y su idea se tornó en fatalidad; llegó el momento de  partir y Jaime aunque algo tomado no estaba borracho, como publicaron después algunos diarios amarillistas, le pidió a su compañero que lo acompañara a un cajero electrónico a sacar algo de dinero porque quería seguir la celebración en otro sitio donde encontrarían algunas mujeres de moral distraída; al fin llegaron al sitio aquel, quedaba en el centro de la ciudad, en un sector al que incluso la policía no entraba por miedo a sus habitantes, especialmente en la noche cuando las sombras los protegían.
Entraron al sitio donde algunas parejas estaban bailando en la pista, al fondo con cierto aire de timidez sonaba Alci Acosta, cantando a alguna mujer divina que le habría hecho sufrir con una copa rota, las parejas de la pista no podían ser más disímiles, ellas con faldas muy cortas y ajustadas que dejaban ver sus gruesas piernas en toda su geografía, y un presagio del valle que prometía amor a costa de algunos billetes arrugados; ellos con jeans sucios y zapatos tenis parecidos a los que algún basketbolista norteamericano utilizara para volar hasta la canasta, una cachucha con la visera hacía atrás, el cabello un poco largo según la moda actual, el asomo de bigote o el bigote en todo su esplendor; se abrazaban al cuerpo amado mil veces como intentando rememorar el amor que se perdió entre los dedos. 
Jaime y su amigo se acomodaron en una mesa, ubicada en una esquina pobremente iluminada, una vez allí pidieron aguardiente,  y comenzaron a hablar, él contó a su amigo su tristeza pero no fue capaz de contarle sus intenciones, al cabo de un rato cuando el local estaba relativamente lleno, Jaime sacó un rollo de billetes, los contó y entregó algunos a su amigo, el resto los guardo en el bolsillo, -Por si me demoro en volver- dijo Jaime. Para donde va –gritó su amigo- no ve que esto es una olla?-.  Jaime salió a la esquina y miró por encima de su hombro, dos hombres lo venían siguiendo muy despacio, los identificó como clientes del sitio donde estaba, más aún, eran los de la mesa de al lado; todo estaba marchando bien, giro la esquina a un sitio más oscuro todavía.
Su plan incluía todos y cada uno de los personajes que estaban interviniendo, el escenario era perfecto.
-Quietecito que lo chuzo, bajese del billete!!
-Si, bajese del billete o lo chuzamos . . .  hijueputa !
-Pero, cual billete, además ustedes que me van a hacer algo, par de  . . . bobos. A ver muy machitos  o que ?
-Uy salio berraquito el mancito, venga y verá le muestro su regalito.
-Si, rápido que ya me arreche pensando en las niñas que nos vamos a comer con ese billete.

Jaime cayó pesadamente, el pecho le dolía pero en su corazón estaba la satisfacción de que pronto podría encontrarse con ella;  la vista borrosa, el dolor, el sabor metálico en la boca . .  . era feliz, todo había salido perfecto.

Platanizar es un verbo

Por Lobsang Salguero-Barrera

Publicado en America Retail Abril 2012

Continuamente vemos vídeos en Youtube sobre supermercados en estaciones de metro, como el caso de la cadena Tesco en Corea del Sur donde los compradores podían aprovechar su visita a la estación del metro para hacer las compras mediante el uso de códigos QR en su Smartphone, el pedido se paga vía internet y llega a su casa en el transcurso del día; algunos resultados de la promoción, 76% crecimiento en nuevos usuarios en la pagina web de la empresa, incremento del 130% en ventas online, un primer puesto en ventas online en Corea del Sur y un segundo puesto en ventas tradicionales.  Tan interesante fue el asunto que la más grande cadena de supermercados en Colombia, Almacenes Exito implementó la misma estrategia en el Puente Aéreo de Bogotá y en algunas estaciones de metro en Medellín logrando que en las primeras dos semanas más de 1.200 personas usaran el servicio. Pero la masificación del asunto se complica cuando lo aterrizamos a la realidad latinoamericana.
Por un momento piense en el transporte masivo de su ciudad metro, bus, articulados, tren y ahora en ese espacio imagínese que en la estación saca su Smartphone y lo usa apuntando a un anuncio para comprar algunas cosas del mercado porque no tiene tiempo para hacerlo de manera tradicional…
Contextualicemos el consumidor Latinoamericano en general, la penetración de Smartphones está sobre el 20% (www.statista.com), pero el problema no radica en esto únicamente, ya que para que este tipo de promociones sean efectivas es indispensable un buen plan de datos en el celular y además tarjeta de crédito para poder hacer la transacción, la bancarización en Latinoamérica esta en el orden del 57.6% (http://blogs.semanaeconomica.com/blogs/mirador-economico/posts/el-reto-pendiente-de-bancarizar-latinoamerica) y a eso sumemos nuestros amigos de lo ajeno los choros, raponeros. ladrones, rateros o como le llamen en su país.

La reflexión entonces va hacia la dificultad que tenemos en algunos países para adaptar los avances tecnológicos que se dan en el mundo, para eso en Colombia usamos el término Platanizar que se usa al referirse a la conversión y adaptación de temas o tecnología extranjera al entorno local; si el objetivo es Platanizar la tecnología aplicable a puntos de venta como la compra remota vía códigos QR o el uso de NFC (Near Field Communication) a través de celulares para hacer pagos desde su Smartphone, ya lo está haciendo Google Wallet desde septiembre 2011 (http://youtu.be/DsaJMhcLm_A) entonces debemos tener muy en cuenta que cada país tiene sus limitaciones culturales, tecnológicas y de seguridad, así funcione muy bien en Corea del Sur en Amsterdam o en Suiza, nuestro entorno Latinoamericano es más complejo y estamos en procesos de crecimiento aún, la imagen de un planeta conectado y de una Aldea Global que nos vendió McLuhan en los 70 es una realidad en muchos aspectos pero Platanizar lo que bien funciona en otras latitudes requiere un conocimiento muy profundo del consumidor, de su realidad y entorno, pero ante todo mucha paciencia y eso a veces en Mercadeo es escaso. Como dato final los invito a que busquen en Youtube el canal de Mountain Dew Colombia ( DewCol ) para que vean un ejemplo muy interesante de platanización en publicidad, en Estados Unidos los Skaters son urbanos, cool, hacen películas, series y tienen incluso hasta competencias y juegos de video, en Colombia son un sinónimo de clases bajas y consumo de estupefacientes en muchos casos, son tribus urbanas herméticas con música que no suena en las emisoras, se visten imitando a sus pares Norteamericanos y son minoría por lo tal no existen para los ejecutivos de mercadeo, pero la estrategia usada por Dew Colombia ha sacado a flote el potencial de ver al target de manera desaprensiva y encontrar un nicho donde muchos alejan la mirada, recuerden que copiar es un homenaje, adaptar un arte, Platanizar una obligación.

La marca del cielo

Por Lobsang Salguero-Barrera

Hace algunos días recibí una llamada de una vieja amiga que vive en Bogotá, nos pusimos al día con los chismes de rigor, nos contamos nuestras cuitas y cuando se acabó el repertorio me dijo "oiga y usted vive por allá donde esos niños ricos que son pandilleros y pelean en los parques? Definitivamente Cali si esta muy jodida, cada vez más jodida".
Soy caleño por adopción y este tipo de comentarios duelen y generan muchas reflexiones, que si la alcaldía no arranca, que las cuotas políticas están primero en las agendas de los mandatarios, "será que boté el voto?".
Pero ya a nivel profesional duele aún más ya que veo como Bogotá, la ciudad caos por excelencia, ha logrado salir adelante en infraestructura, en vías, en cultura, en apropiación por parte de sus habitantes ( bogotanos o no ) y por encima de cualquier cosa, han logrado hacerse a una marca ciudad con la cual han conseguido reunir a la gente y que sientan que el proyecto de ciudad vale la pena.
Con esa marca ciudad (2.600 metros más cerca de las estrellas) han hecho que incluso marcas comerciales como Absolut o Coldecon tomen este slogan y lo exploten comercialmente asi como en su momento lo hizo Milton Glaser con la campaña de ILOVENY o más cerca, lo que hizo Medellín con su marca "Hecho en Medellin". Ok, tal vez los problemas de la ciudad no los puedes tapar con una marca gráfica pero ayuda a generar cohesión entre los habitantes, ayuda a que sintamos como propio algo y que podamos proyectarlo al resto del mundo.
En el Valle del Cauca estamos trabajando en posicionar la marca región  "el Valle nos toca" impulsado por la Cámara de Comercio de Cali y apoyado entre otras por la Gobernación y allí lentamente se está promocionando pero, en Cali que tenemos? No tenemos ni siquiera una identidad visual alrededor de la que podamos abrazar nuestros proyectos, la marca de la ciudad es el escudo ?!?!?!?  Entrando a la pagina de la Alcaldía me encontré en un rincón con un corazón, la bandera y un texto que dice "Cali, un nuevo latir" chévere... pero de que sirve un logo metido en una pagina, sin socialización, sin eventos para impulsarlo, sin BTL, sin estrategias en los colegios, sin impulsarlo en las empresas para que lo metan en sus productos, sin que uno sienta que en ese corazón esta el corazón de todos los que aquí vivimos.
En Cali ahora tenemos un logo en forma de corazón, ve que curioso el del Valle nos Toca es también un corazón y se lanzó hace como dos años vea pues. Pero la cosa no se detiene allí.
Listo ya tenemos un corazón pero no tenemos una estrategia de mercadeo interna y externa que lleve a la ciudad a ser reconocida por algo más que la salsa, los narcos y los cholados. En Cali tenemos mucho para dar y cada vez que hablo con la "gente de la capital" siento que el calificativo de provincia es cada vez más para Cali y en el fondo por allá en el fondo una voz me dice "será que nos lo merecemos?".

 ¡ Señores de la Alcaldía, a vender la ciudad sin miedo, aquí tenemos mucho que dar al mundo y para eso los elegimos!

Homo Mediaticus

Por Lobsang Salguero-Barrera

Hace 15 años asumí que mi vida giraría alrededor de la publicidad y el mercadeo, en ese momento pasaron dos cosas la primera es que la vida se llena de colores, sonidos, texturas, olores, personas, datos como si te hubieras acostado con el Libro Gordo de Petete bajo la almohada durante los cinco o seis años de carrera. Lo segundo es que tus amigos, padres, abuelos, tíos, parejas de turno, parejas estables, las parejas de tus amigos, vecinos etc preguntan: ¿y es que la publicidad se estudia?
Para ser publicista no basta con sentir que la inspiración divina cayó del cielo como la botella de Coca – Cola en Los Dioses deben estar locos, ¿alguien recuerda esa película?, un publicista sin importar el tamaño del cartón, si es tecnólogo o profesional debe tener una formación integral, llena de bases humanísticas, estéticas, antropológicas, semióticas, de profunda percepción del mensaje superficial y profundo, debería estar en contacto con las corrientes sociológicas que atraviesan las fibras de las personas en la sociedad, sin contar con que debe saber sobre diseño, medios, sociología, administración, psicología, empaques, servicio al cliente y además de todo esto tenemos la obligación profesional de saber que está pasando con Padres e Hijos, Así es la Vida, tenemos que estar al tanto de la vida de Laura Acuña y Paola Turbay, saber que dice la Negra Candela y aún peor: ver las caras de melancolía de Jotica cuando alguien lo llama a contarle sus tristezas. Es por eso que además de leernos Cambio, Semana, Dinero, Shock, Gatopardo, SOHO, Don Juan, El Malpensante y Mobiliari tenemos que darle una leída en profundidad a TV y Novelas, eso no es fácil.
El publicista es un ser mediático por excelencia, se nutre de lo que está pasando en la pseudo realidad colombiana, y me perdonan si comienzo a sonar como Omar Rincón criticando los cambios de escenografía de Día a Día, o la profundidad conceptual de la nueva relación de Daniela Franco, pero nuestra profesión tiene como base el imaginario del Colombiano promedio y eso nos obliga a estar en contacto permanente con la actualidad en esta área. Un buen publicista debería estar al día de lo que pasa con las novelas porque nunca se sabe si llega un cliente que es psicólogo de parejas y quiere hacer publicidad en Hasta que la plata nos separe, tenemos que buscar la manera de que eso pase, nombrarlo de un momento a otro como el acompañante de Alejandra Maldonando y su novio a través de un product placement o cualquier otra artimaña mediática facturada artísticamente por el canal, finalmente la publicidad y los canales privados nos dan para esas cosas.
Pero en la televisión no para el asunto, un error de vida que cometemos los seres humanos es asumir que todo el mundo escucha lo que uno escucha o le gusta lo que a uno le gusta, es decir pasan cosas como: “¿en serio el reggaeton es escuchado por elTarget?, a mi me parece horrible” bueno, es a usted a quien le parece horrible pero no a su grupo objetivo. Para poder llegar a ese grado de compenetración debemos acercarnos al cliente de vez en cuando y conocer de cerca sus gustos, claro que existen los estudios de mercado y los insights y los verbatim y los focus groups pero yo no cambio por nada la vivencia cotidiana con los consumidores de mi cliente, la mejor manera de saber que emisora escucha cierto grupo objetivo es preguntándoselo de manera directa y uno como publicista muchas veces se rige por los datos fríos que dan los estudios; vale la pena de vez en cuando bajar de nuestra oficina y acercarnos a la vida real.
En la cotidianidad de nuestros consumidores, la música muchas veces no la escogen ellos, la escoge el amable conductor de transporte público que considera que después del “chente” Fernandez el resto es basura para jóvenes, ese transportador escoge las emisoras y se encarga de inculcar a sus pasajeros las bondades de Wisin y Yaendel o Don Omar, vale la pena aclarar que eso se ha superado con el Transmilenio, y en las ciudades con ese tipo de transporte, porque en busca de la asepsia urbana ahora los conductores no tienen radio, ¿Cómo puede uno pasar ocho horas de trabajo sin música? Pero aún persisten las busetas, los taxis, los colectivos, etc conducidos por personajes que nos llevan a unas esfera musicales que no conocemos. Así que nuestro consumidor está expuesto a estímulos mediáticos que no escoge por sí mismo y eso tenemos que tenerlo en nuestro plan de medios presente para que sea efectivo realmente.

Los otros medios están allí para que los conozcamos y explotemos, para que los disfrutemos y los vendamos, pero con sorpresa uno encuentra que las nuevas generaciones de publicistas se les olvido que el señor Jorge Barón mueve 20.000 o 40.000 personas en cada evento que realiza, que es posible llegar de manera directa al consumidor de La Plata- Huila – con un evento como estos, también olvidan que en AM es posible hacer publicidad buena, lo que pasa es que nuestros nuevos publicistas están sesgados por el fenómeno de la televisión por cable, Internet, Youtube y el iPod, fenómenos donde el consumidor escoge lo que ve y hace que los medios masivos sean una opción más en el abanico de posibilidades, dejando de lado la realidad de los consumidores criollos, señores y señoras además del Parque de la 93, el Parque Lleras, Granada, y las demás zonas rosas de Colombia, existen otros focos de atención para nuestros consumidores, por eso nuestro deber como publicistas es estar pendientes de lo que pasa con los medios, gozarnos los medios, navegar por los medios, vivenciar los medios sin importar nuestros gustos, raza, religión, nacionalidad o estilo de vida. Esa es la única manera de ser realmente integrales y recordar que como dice Facundo “nosotros somos los demás, de los demás”.

El punto de venta, la ultima frontera.

El papel de la publicidad en el cierre de la venta ha sido cuestionado ya que su ROI  es complejo de medir a pesar de que puede hacerse por encuestas, buscando recordación, por la facturación de determinada promoción o producto; pero siempre se cuestionará si la venta fue el resultado de la publicidad o del impulso en punto de venta.
Pensemos en el consumidor que sale de su casa con una lista de mercado , centrado en la protección del presupuesto familiar tiene un mapa concreto de lo que va a llevar en el carro, recuerda las indicaciones que le hicieron en su casa (traeme esto, traeme lo otro) trata de buscar las promociones que se ajusten a su lista y al mismo tiempo analiza los nuevos productos.
Los productores por otro lado han invertido millones de dólares en publicidad, promoción , diseño de producto y empaque para que ese momento mágico en el que la mirada del  consumidor se cruza con el producto termine en una unión comercial, pero sigamos con el ejemplo de la persona que lleva la lista; pensemos en que es el esposo que ha sido “enviado “ por su pareja a hacer la compra, leche para este caso; ese consumidor tienen una marca en mente resultado de la publicidad que le han hecho en medios masivos y focalizados, en su casa siempre se consume la misma marca, es una marca heredada desde su hogar materno. Sin embargo al llegar al punto de venta donde busca su marca habitual encuentra que hay una señorita que le dá a probar la nueva leche XYZ que ayuda a reducir el colesterol y que además trae de regalo una evaluación medica para que revise su índice de masa corporal, un metro para que pueda comprobar como el producto y una dieta balanceada le ayudan a reducir medidas y además una libretita con un lápiz para que escriba sus avances.  La mente del consumidor enloquece, por un lado sabe que tiene que llevar leche pero por otro lado el argumento que le dan en el punto de venta ataca sus más profundos miedos, subir de peso, tener un infarto, perder su figura, dejar solos a sus hijos, y un largo etcétera.

Conclusión: todo lo realizado en publicidad se fue a la basura porque con un metro, un medico, una libreta y un lápiz contrarrestaron millones de dólares en publicidad al mismo tiempo que hacían cantar a la caja registradora. Dice el viejo adagio que el 80% de la decisión de compra se dá en el punto de venta. Ahora le pido que revise sus presupuestos y piense en cuanto le está asignando al punto de venta versus lo que le asigna a publicidad; sin embargo si la marca de leche de la libretita y el lápiz no está en la mente del consumidor no va a tener la certeza de que el producto hace lo que le dice la impulsadora que hace.