lunes, 24 de noviembre de 2014

El valor de ser mujer

Por Lobsang Salguero-Barrera

Tratar de describir lo que implica o significa ser mujer desde la visión de un hombre de 40 años es como si un ciego describiera un atardecer, sin embargo me transporto a mi familia materna compuesta por 8 tías y mas de 80 primas una fuerte presencia femenina que marcaba, como los ciclos de la luna, los momentos adecuados para invertir, comprar o vender. Una mujer no gasta plata en maquillaje, invierte en su autoestima, una mujer no gasta plata en toallas o protectores simplemente asume lo femenino como un rito que solo termina cuando la vida da un vuelco y cambia de formato, una mujer no gasta plata en comida, se alimenta el alma, se concilia con ella misma.

En Francia hablan hoy de la tasa rosa como una forma de englobar los costos extra que implica ser mujer, que si algunos productos son más costosos por ser explicitamente para mujer, que si las mujeres pagan más por un producto por ser rosado, es una discusión que es tan útil como analizar un nevado únicamente por la calidad de sus nieves. El costo real de ser mujer se da cuando dos personas ganan diferentes sueldos teniendo la misma formación o habilidades solamente por que su sexo no es el mismo, el costo se da cuando aún en nuestros senado se discuten leyes sobre la igualdad de parlamentarios, el costo se da cuando tienen que pensar en hacer buses rosa o habitaciones rosa para que las mujeres se sientan mas seguras, pero el costo también se da cuando la mujer siente que el machismo le ha quitado parte de su vida y decide que el libertinaje es una expresión de independencia, el costo está cuando una mujer decide que el hombre es malo por ser hombre o que los hombres son unos cerdos por fijarse en su escote justo después de invertir 5 millones de pesos en una operación de senos para sentirse más femenina.

El costo de ser mujer no se cuenta por pesos, dolares o euros se debería contar por los segundos que nos tomamos TODOS pensando que las mujeres son de venus y los hombres no tenemos ni idea de lo que es llorar en la oscuridad.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

5 de noviembre, cielos oscuros.

Es 1995, un sábado, una mañana fría como todas en Bogotá, cielo plomizo que no invita a saludar al astro; camino hacia el centro debo comprar unas cosas, para variar tengo algo de dinero extra y quiero una almohada nueva y unas gafas que no me hagan daño, por fin me podré comprar el álbum de Queen donde está Princess of the Universe, banda sonora de Highlander. Son las 3 pm suena el beeper "comunicarse con la tia Leo urgente" consigo como sea un teléfono prestado, mi abuelo había muerto. El cielo se hizo más pesado y todo perdía peso a la vez; era mi primer muerto, un hombre con el que no había compartido mucho pero que a su manera siempre me expresó su amor y su bondad, con una gran sonrisa y una sonora carcajada solucionaba todo, de manos grandes fruto del trabajo duro en la construcción, pecho grande porque no le cabía el corazón, crespos blancos rebeldes, nariz ancha y labios gruesos, cejas despeinadas. Mi abuelo ya no estaba, la vida se descomponía alrededor y yo no estaba en control, no sabia que hacer.

Es el año 2005, estoy en Bogotá nuevamente es el día de mi matrimonio católico después de tres años de matrimonio civil y otro muerto en la familia, esta vez mi cuñado de 23 años por la misma enfermedad que se llevo a mi abuelo, pancreatitis inexplicable.
Todos corremos, está mi familia y un par de amigos de Cali y unos cuantos de Bogotá todos corremos, nadie le cree a este matrimonio, las apuestas daban máximo 3 años yo si le creo, le creo al amor consciente, el amor que se siente con el corazón y se aterriza con la cabeza, la entrega no parte desde el sentimiento únicamente, requiere un compromiso racional. Me estoy casando con el rito de una iglesia en la que no creo pero con alguien a quien quiero y respeto profundamente, me veo envejeciendo con ella. Cae el arroz, mi hermano hace una foto muy bonita, vamos en un carro a voltear por Bogotá y paramos a comer un perro caliente vestidos de novios, hace hambre son las 6 ya deberíamos estar en el salón. Está lleno, a mi señal el de la música pone una canción que dedique mil veces en el noviazgo, canta Celia "al cielo una mirada larga...." rueda el trago, mis zapatos rojos aparecen, primer regaño de casado todo se nubla nos espera un largo viaje.

2014, Cali. El cielo está plomizo de nuevo, 5 am recibo dos besos mis hijas se despiertan con dificultad para el colegio, vamos corriendo, se quedó la carpeta, ya desayunaron, las bañe despacio, están peinadas y huelen rico, huelen a cañas recién cortadas. Las llevo al colegio, tomo un café muy caliente para espantar el frío del alma, el café  decide que es mejor estar en mi camiseta que en mi boca, feliz día me deseo yo mismo, el cielo oscuro, oscuro, oscuro, no se mañana que pasará, el futuro era un mapa bien trazado, hoy ya no está escrito.

Feliz 5 de noviembre me deseo yo mismo, saludos al cielo que hoy esta más oscuro que nunca.



Todo es fantasía, todo es ficticio, todo es fruto de mi imaginación y de la suya estimad@ lector, que hay de cierto en estas letras y que es fruto de algún vino barato? Nunca lo sabremos, ni usted ni yo porque la vida es una constante fantasía, un sueño perpetuo del que a veces despertamos sobresaltados y decidimos que es mejor seguir durmiendo despiertos, seguir muertos en vida... nunca lo sabremos.