viernes, 19 de diciembre de 2014

Perros de la guerra ( de la serie fábulas empresariales)


http://mstibog.deviantart.com/art/Unleashing-the-Dogs-of-War-165795305

Entrenado con los mejores, su instinto se depuró atendiendo estrategias de captura y destrucción de enemigos, ante una orden no se duda, se actúa; si el amo señala un enemigo uno va por el cuello, rápido y silencioso.
Una retribución justa, la mejor carne del mercado para esos exquisitos perros de la guerra que a la orden del amo dejan correr sus instintos entrenados y afilados, el objetivo será el que le indiquen, el territorio a conquistar es el motivo de desvelos y obsesiones que dejan en segundo y tercer plano cosas que estorban como la familia o los amigos,  para eso ya llegará el tiempo, cuando la guerra termine y sean condecorados.

Perros de la guerra que no piensan siquiera en retar a su amo, el amo que les tocó en ese momento histórico, los amos van y vienen luciendo su jerarquía y estrellas que los engalanan como héroes que han teñido el campo de rojo. Los amos saben que los perros entrenados y bien alimentados son eficientes y certeros, una jaula llena de comodidades y tapetes abullonados, asistentes y secretarias/secretarios llenos de feromonas dispuestos a guardar bien los secretos de los amos y que ayudan a escoger adecuadamente los siguientes que pasarán a primera línea de la guerra por ese anhelado territorio.

Un soldado no duda, un ejecutivo no duda, un gerente no duda, un comandante co-manda, planea estrategias y establece jugosos bonos por resultados, el campo de batalla tendrá bajas, heridos y muertos, en una guerra fratricida el muerto puede ser tu vecino o tu mejor amigo del colegio, pero siempre y cuando el pequeño circulo intimo este a salvo, la guerra es para ver en televisión, algo que pasa a los demás.

Un ejecutivo ejecuta, aplica las estrategias que le entregaron, negocia con sus aliados y busca la manera de que las cicatrices de la guerra no sean tan visibles, si hay  que entregar a alguien al enemigo, se encargará de buscar el que menos falta le haga, a quien le conozca las debilidades de la carne o del alma para luego usarlas a favor de su amo. El ejecutivo ejecuta lo que el amo indique, la relación es vertical, en el camino quedan las familias esperando que de esa ración exquisita lleguen jugosos pedazos a casa para mostrarlos a sus vecinos como trofeos.


El mando medio, no manda; hace encargos, lleva y trae, consigue información y la distribuye, saliva viendo los bonos y huesos que entregan a los perros de la guerra, no tiene a quien mandar solo espera agazapado. Ser un perro de la guerra es un honor, hacer parte de la compañía es para un grupo selecto de ejecutivos como yo, las víctimas son las víctimas y yo no estoy allí. Al fin de cuenta que son un par de ajustes en la estrategia, que daño pueden hacer unos acuerdos entre amigos, finalmente son solo consumidores, no estamos hablando de muertos. Los perros ladran cuando el amo ordena, cazan cuando el amo señala, desgarran cuellos para obtener territorios ajenos, han sido entrenados con los mejores, los rodean de campos verdes y pedazos de la mejor carne, las cicatrices se exhiben como trofeos. Son perros de la guerra que siguen ordenes, si dejan de obedecer verán su ración reducida, el collar no será tan vistoso y las caricias serán reemplazadas por desprecio y distancia jerárquica, la correa castiga cuando ya no adorna. 

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