sábado, 19 de enero de 2019

Melancolía, vieja amante.

Quienes escriben de nostalgia y melancolía conocen de memoria el sabor de una mirada no correspondida
de una soledad acompañada
de un café que se tornó frío esperando la promesa no cumplida

La nostalgia, dejáme aclararlo, no es lo mismo que la melancolía, lo dude por años sin saber que era lo que extrañaba realmente y negando ese amarga sensación que subía por la espalda de cuando en vez aún estando enamorado hasta los huesos, como suelo hacerlo.

La nostalgia implica extrañar un suceso, espacio o persona que ya pasó por nuestras vidas, un retazo de recuerdo que, habitualmente, romantizamos y optamos por filtrar dejando solo lo positivo... pero la melancolía es un pequeño cabroncito que se acerca sigiloso escondido en los atardeceres y te quita la sonrisa sin razón alguna...

¿Cómo explicar algo que solo se acerque por detrás y te quite el aire? No lo se.
Pero, sabés que?  no es depresión, incluso a veces es una delicia dejar que un café caliente golpeé ese ensimismamiento estúpido, esa escarbadera en la memoria buscando motivos para estar triste, al terminar el café y la melancolía con él sentimos que se hizo una catarsis pequeña, un pequeño triunfo salir en una pieza de esa batalla, dejar sentado al pequeño cabrón en una esquina con la mirada perdida y la toalla al cuello.

No, la melancolía no es tristeza, es un ensoñamiento que te lleva a caminar mil calles sin rumbo alguno solo respirando y viendo el cielo...

No, la melancolía no es amargura, es solo un espacio intimo y personal donde resguardarnos de las falsas alegrías que a veces nos impone la sociedad.

No, la melancolía no es mala, pero nos obliga a ser consientes de nuestros lados y horas grises. Sin reproches, sin señalamientos, sin satanizar la oscuridad.

Bienvenida la melancolía de paso, cuando se siente cómoda y quiere quedarse a vivir mucho tiempo, vale la pena llevarla a pasear y dejarla amarrada a algún árbol con buena vista, ya la adoptará alguien con mucho rosa en sus recuerdos y una sonrisa lista para la selfie.

Si te encontrás a alguien en el camino con la mirada en alguna nebulosa y la sonrisa embolatada, respira a su lado y acompañále a tomar café caliente, comer un pan tibio con mantequilla derretida, no preguntés, no te preocupés es solo una nube tapando el sol... no es para siempre, nada lo es.

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