Debo confesarlo es un pecado bajo, sucio...
He sentido mil veces envidia de mis amigos artistas que son capaces de poner en una guitarra o un piano la música que les suena en la cabeza.
He envidiado profundamente a mis amigos dibujantes por ser capaces de sacar de los sueños trazos y colores.
Envidio a quienes cantan
Envidio a quienes bailan como si flotaran.
Pero, gracias a esa cantidad de envidia sucia y maloliente he podido descubrir que muchos usamos herramientas non-santas para expresarnos, sin ser talentosos o artistas.
Solo basta ser humanos y dar el paso a expresar lo que sentimos, lo que nos duele y lo que soñamos, ya llegará quien vea lo que quisimos transmitir y se sintonice.
Y saben algo? Expresar lo que sentimos cura el alma!
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