Por Lobsang Salguero-Barrera
Publicado en la Revista El Clavo - Septiembre 2013
Cuando un estudiante universitario está en sus
últimos semestres comienza a tener profundos momentos de reflexión y, en
algunos casos, depresión; pasan por su mente el tiempo y dinero que su familia
ha invertido (o él mismo) en su educación, el futuro se convierte en un enigma.
Pero tal vez la verdadera revolución se da cuando ese estudiante se hace
consciente que el resto de su vida le van a pagar para pensar.
La economía pasó de una estructura orientada a las
chimeneas y los músculos en el siglo XIX y parte del XX , a tener trabajadores del conocimiento que a
través de la educación formal ayudan a que las empresas sean más competitivas
en el largo plazo; estos trabajadores según Peter Drucker son:
· Orientados a
resultados.
·
Necesitan
autonomía para desarrollar sus tareas.
·
Deben ser
capacitados de manera permanente.
·
No se deben
considerar como un costo para la organización ya que son, activos que
construyen riquezas.
Un trabajador del conocimiento genera valor ya que no
es copiable o imitable, como si lo son las estructuras de cemento y hierro, es
parte de una generación que no se gana el pan de cada día con el sudor de su
frente, “es la primera sociedad en la que “trabajo honesto” no significa tener
callos en las manos” (Drucker 1994) por
lo que el capital de trabajo que los empleados ofrecen a las compañías está en
sus mentes.
Las organizaciones que deciden invertir en
trabajadores del conocimiento tienen la tendencia a ser más competitivas e
innovadoras, lo cual permite que generen más riqueza y que sus índices de
competitividad sean más estables en el tiempo.
Sin embargo cuando pagan para pensar, la obligación
de los empleados es fortalecerse en lo intelectual, esto no implica
necesariamente convertirse en eruditos sentados al frente de un cuadro durante
horas y horas o ser devoradores de libros para tomar posiciones
“intelectualoides” ; realmente un trabajador del conocimiento debe ejercitarse
como los deportistas de alto rendimiento, todos los días:
·
Tener tolerancia
y amplitud mental.
·
Estar en
contacto con las personas, y no me refiero a Facebook o Twitter UNICAMENTE, el
contacto real aún funciona.
·
Escoger
programas de educación superior que les permita demostrar a sus posibles
empleadores, su interés y preparación en un área especifica.
·
Escoger su área
de conocimiento, ya los sabios que tenían “un mar de conocimiento, con un
centímetro de profundidad” ya no son tan apreciados por las industrias que
creen en el conocimiento como motor de desarrollo.
·
Ahora lo
divertido también hace parte del entrenamiento, leer, ir a cine, amar, sentir,
mirar, oler, ver más allá de los limites personales y romper los patrones de
acción conscientemente.
Lamentablemente muchos estudiantes aún creen que los
empleadores van a apreciar únicamente sus notas, cuando realmente lo que
apreciarán es su hambre de conocimiento, su sentido ético y su constante amor
al aprendizaje. Recuerden que para eso les pagan: ¡Para pensar!
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