El papel de la publicidad en el cierre de
la venta ha sido cuestionado ya que su ROI
es complejo de medir a pesar de que puede hacerse por encuestas,
buscando recordación, por la facturación de determinada promoción o producto;
pero siempre se cuestionará si la venta fue el resultado de la publicidad o del
impulso en punto de venta.
Pensemos en el consumidor que sale de su
casa con una lista de mercado , centrado en la protección del presupuesto
familiar tiene un mapa concreto de lo que va a llevar en el carro, recuerda las
indicaciones que le hicieron en su casa (traeme esto, traeme lo otro) trata de
buscar las promociones que se ajusten a su lista y al mismo tiempo analiza los
nuevos productos.
Los productores por otro lado han invertido
millones de dólares en publicidad, promoción , diseño de producto y empaque
para que ese momento mágico en el que la mirada del consumidor se cruza con el producto termine
en una unión comercial, pero sigamos con el ejemplo de la persona que lleva la
lista; pensemos en que es el esposo que ha sido “enviado “ por su pareja a
hacer la compra, leche para este caso; ese consumidor tienen una marca en mente
resultado de la publicidad que le han hecho en medios masivos y focalizados, en
su casa siempre se consume la misma marca, es una marca heredada desde su hogar
materno. Sin embargo al llegar al punto de venta donde busca su marca habitual
encuentra que hay una señorita que le dá a probar la nueva leche XYZ que ayuda
a reducir el colesterol y que además trae de regalo una evaluación medica para
que revise su índice de masa corporal, un metro para que pueda comprobar como
el producto y una dieta balanceada le ayudan a reducir medidas y además una
libretita con un lápiz para que escriba sus avances. La mente del consumidor enloquece, por un
lado sabe que tiene que llevar leche pero por otro lado el argumento que le dan
en el punto de venta ataca sus más profundos miedos, subir de peso, tener un
infarto, perder su figura, dejar solos a sus hijos, y un largo etcétera.
Conclusión: todo lo realizado en publicidad
se fue a la basura porque con un metro, un medico, una libreta y un lápiz
contrarrestaron millones de dólares en publicidad al mismo tiempo que hacían
cantar a la caja registradora. Dice el viejo adagio que el 80% de la decisión
de compra se dá en el punto de venta. Ahora le pido que revise sus presupuestos
y piense en cuanto le está asignando al punto de venta versus lo que le asigna
a publicidad; sin embargo si la marca de leche de la libretita y el lápiz no
está en la mente del consumidor no va a tener la certeza de que el producto
hace lo que le dice la impulsadora que hace.
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